Hace un tiempo conocí a una mujer. Una mujer enigmática. Entraba por la Escuela raspahilando, casi siempre. Otras, en cambio, venía en silencio, con cierto aire de tristeza, estas eran las menos.
Traía muchos cuadernos, que estaban llenos de versos. Poemas, notas, y aunque a ella no le gustara o dijera que no era de esas también de relatos que nos dejaban boquiabiertas.
Poco a poco empecé a entender sus enigmas, pero sobre todo sus dolores. Ahora que Almodóvar ha estrenado “Dolor y Gloria” y he podido leer críticas maravillosas y palabras que personas han dedicado a su obra, puedo decir y creo que no me equivoco, que uno de sus poemarios pudiera llevar de título ese nombre.
Muchas veces nos revolucionaba con sus instantes, pero cuando se sentaba a leer en “la copa menstrual”, que no era ni más ni menos que nuestra silla roja donde leíamos nuestros trabajos, y que con la gracia que solo era atribuible a otra maravillosa compañera de letras y té, o copas de vino que yo nunca probé. Ella nos dejaba intrigadas, emocionadas, conmovidas o desconcertadas.
Pero no había duda, allí estaba una escritora.
En aquel mágico lugar, nuestra Escuela Literaria me dio muchas cosas. Una de tantas fue conocer a alguien como ella. Hace poco asistí a la presentación de su segundo libro. “Antología de un poema”. Y allí, con toda su esencia leía fragmentos de su obra.
Ahí estás compañera, pensaba mientras la escuchaba. Aplausos. Una firma en mi ejemplar. Una dedicatoria con mucho cariño, y un abrazo que abarcan ciudades.
Pero ayer un wasap. Un wasap que me puso en alerta. Yo le dije que no tenía palabras, y que cualquier cosa que dijera sería una chorrada, y ella con todo su arte me responde:
“De las chorradas salen hermosos cuentos, así que ya sabes, prepara uno para esta soñadora”.
Y aquí estoy hoy, sentada ante mi ordenador, intentando escribir, y no consigo ni acercarme a hacer nada que valga lo que ella me pidió. Pero un compromiso es un compromiso.
Me voy a quedar con otras de las frases que me escribió en los wasaps que nos enviamos ayer:
“Tengo claro que no se lo pondré fácil a este cabrón”.
“Genio y figura”, “Dolor y Gloria”, cualquiera me vale. Y aquí estaré esperando tu próximo libro, de poemas, de relatos de lo que quieras. Porque yo también tengo claro que ya estarás tejiendo en tu tela de araña nuevos versos que regalar, sin más pretensiones que las que desvelaste una tarde fría lagunera, aquella tarde en la que hicimos un pacto. No bebimos sangre, hasta para nosotras eso era demasiado, pero hubo un chupito de vino, una rosa roja, mujeres vestidas de negro un 31 de octubre entre secretos y letras.
Emocionante y sobrecogedor pero lleno de ternura. Felicidades a ti y mucho ánimo a ella.