Dolor- Muerte Digna

dolor

Hoy me han diagnosticado ELA. En un estado avanzado. En un año estaré postrado en una cama. En un año no seré yo. Estará mi cuerpo. Pero mi existencia, lo que he sido habrá acabado. Necesitaré ayuda para respirar. Para asearme. No controlaré mis necesidades fisiológicas. Quizá no pueda hablar con normalidad. Y será mi compañera de vida la que tenga que parar su tiempo, dejar de lado lo que es ella, sus sueños y anhelos para procurarme a mí una existencia hasta el día que llegue mi final.

Vivo en un país en que no existe la posibilidad de una muerte digna. En el que no existe la posibilidad en el que puedas decidir que el sufrimiento y el dolor por el que estás pasando sea un motivo por el que te dejen decidir morir de una manera decente, acompañado de tus familiares, de una manera legal, sin dolor y sin la necesidad de que si ya no puedes ser tú quien tengas la capacidad física de decir se acabó, te lleve a morir en la clandestinidad, pidiendo a la persona que más quieres que te ayude a morir y llevándole a ser una asesina. Sí, ante la ley se la llevarán esposada probablemente, y tendrá que ponerse delante de un juez para explicar que simplemente me prestó sus manos para hacer algo que yo en plenas facultades mentales he decidido y por mis impedimentos físicos, por culpa de mi enfermedad no he podido hacer yo mismo.

Y ella simplemente habrá hecho su gran último acto de amor. Después de haber pasado unos largos años limpiándome la mierda, las babas, viéndome llorar de impotencia. Viendo cómo mi cuerpo se deteriora a la velocidad que a un árbol se le caen las hojas en invierno.

Pero no le importará porque me quiere, y sé que lo hará. Y cuando pida ayuda a las administraciones el silencio será tan terrible que sonará tan fuerte que será insoportable.

Y besará mis labios, y me leerá por las noches cuando el dolor no me permita dormir. Y cargará con mi peso para  cambiarme de posición, porque las llagas  cubrirán mi espalda, y las tendrá  que curar.

Y me pondrá música, pondrá mi música preferida y me cogerá de mis brazos que serán dos pesos muertos y hará como si bailáramos, como aquella tarde  que bailamos por primera vez.

Y una sonrisa. Y ¡ay!, duele, y sus ojos se tornarán negros de tristeza aunque lo quiera disimular.

Y la escucharé llorar desesperada en la habitación contigua tapándose la boca contra un cojín ahogándose en su propio llanto.

Yo estaré preso en un cuerpo, y ella presa en una habitación.

Pero eso no va a pasar, no va a pasar. Porque yo, hoy he decidido que no voy a esperar. No pienso hacerle eso, ni hacerme eso a mí. Y como en mi país quienes nos representan consideran que la muerte digna es cuestión de colores políticos, y la empatía y el dolor ajeno ha pasado a ser una cuestión ideológica yo se los voy a poner fácil.

Y me llamarán cobarde, y causaré un gran dolor. Pero lo voy a causar de igual forma, y mejor ahora que después.

Y mejor ahora que puedo hacerlo yo con mis propias manos que no esperar a que un día mis manos ya no valgan.

Hoy me han diagnosticado ELA. Hoy me voy a suicidar.

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