¿Qué pasaría si fuéramos por la vida sabiendo que hoy es el último día que nos queda para vivirla?
¿Te has planteado alguna vez qué ese café que estás tomando es el último, que ese ‘te quiero’ que estás diciendo es el último, que ese beso que estás dando es el último?
¿Qué pasaría si supieras que te vas, así, sin más? ¿A qué personas te gustaría ver y has escrito en un wasap “tenemos que quedar”, sabiendo que eso no va a pasar? Tic, tac. El tiempo apremia, los segundos que antes eran casi imperceptibles en tu vida, ahora los quieres atesorar.
Cuántas cosas sin hacer, cuántas palabras sin decir, cuántos lugares sin visitar. Cuántos perdones por pedir. Cuántos ‘te quiero’ callados por miedo al qué dirán y otros no dichos porque se presuponen sentidos.
Y el móvil, qué pasaría ese día con él. Qué uso le darías ¿Cuántas llamadas harías? Y olvidarías los fríos mensajes y los emoticonos, para qué tantos corazones, caritas con risas a medio lado, besos volados, cuando lo que necesitas es oír su voz y que escuchen la tuya, porque hoy es hoy y ya no habrá mañana.
¿Y los sueños por cumplir? Cambiar de trabajo, estudiar esa carrera que siempre te gustó, empezar a hacer deporte, dejar de fumar.
Comerte un trozo de tarta de chocolate, caminar mojándote los pies en la orilla de la playa una tarde de mucho calor, bañarte desnuda en el mar una noche de verano. Y la luna siendo testigo y dando luz a la oscuridad y acompañando a las estrellas.
Una taza en el desayuno con una inscripción que te dice “Vive cada día como si fuera el último”, Mr. Wonderful
No hay una sola respuesta a tantas preguntas, ni creo que la filosofía Mr. Wonderful sea realista, bonita sí, realista no.
Nos creamos unas expectativas superiores a las que el día a día nos permite realizar. Disfrutar de la sencillez de un paseo por la playa, recordar decir ‘te quiero’ a las personas que nos importan. Si tenemos un sueño, ¿por qué no intentarlo?, pero sabiendo que las cosas no vienen solas, que por muchos mensajitos “cuquis” tenemos que poner mucho esfuerzo y sacrificio en ello. Y que quizá no lo consigamos.
A veces no vamos a poder ver todo lo que nos gustaría a nuestras amistades, porque vivimos muy deprisa, porque tenemos unos horarios que ya hacen complicado conciliar la vida familiar, y porque todos los días nos pasan cosas.
Y sí, los móviles han pasado a formar parte de nuestras vidas, ocupan mucho tiempo en ellas, pero también nos acercan a personas que tenemos lejos.
Es imposible vivir como si cada día fuera el último, porque si en realidad supiéramos que hoy fuéramos a morir, si todos supiéramos que fuéramos a morir el caos se apoderaría de nosotros, eso es propio del ser humano. Porque tendríamos miedo, al menos en el mundo occidental, en nuestra cultura le tenemos miedo a la muerte, a desaparecer, y sobre todo a perder a las personas que queremos.
Y estaríamos tan tristes, desesperados y aterrados que no nos daría tiempo a saborear ese último café, ni a sentir el mar en nuestros pies, ni a decir te quiero sin llorar.
Por lo tanto, a la pregunta, ¿qué pasaría si fuéramos por la vida sabiendo que hoy es el último día que nos queda para vivirla? La respuesta es que considero que es mejor no saberlo, pero sí que es bueno recordar que estamos de paso, y por eso aprovecha esos pequeños grandes momentos
En este enlace les dejo los Retos de escritura para 2019 de Literup por si se quieren animar a escribir alguno de ellos o incluso empezar desde el principio. Tú te pones tu ritmo.
Es una buena reflexión, aunque hay veces que no se puede hacer todo lo que queremos: (
Muchas gracias por comentar, saludos